El minimalismo y la migración pueden ser muy buenos aliados (y deberían ir de la mano). Apreciar lo esencial y consumir lo que es realmente necesario puede ayudarnos -entre tantas cosas- a dar valor a lo que realmente es valioso, a ahorrar dinero, espacio y también desarrollar las bases del Desapego y sobre todo a entender que mientras no seamos felices con lo que tenemos, no seremos felices con lo que nos falta.
Conocí el minimalismo en 2016, cuando viviendo en Miami vi el documental “Minimalismo, un documental sobre las cosas importantes” y fue un cambio total de perspectiva para como veía las “cosas” a mi alrededor. Mientras rodaban los créditos del documental me metí de cabeza al pequeño closet que teníamos en el apartamentico en el Doral y me dediqué a filtrar buena cantidad de la poca ropa que me había llevado de Ciudad Victoria (México) a Maracaibo (Venezuela) y luego al Doral (EE. UU.).
Empecé a probar el vestirme solo con ropa con la que me sintiera cómodo, no me importaba repetir la misma combinación varias veces en una misma semana, esto tenía varias ventajas; 1. No perdía tiempo pensando que me pondría y 2. Siempre me ponía mi ropa favorita. Estoy seguro de que te ha pasado que hay días en los que -por no repetir muy a menudo la ropa- te pones algo que no te gusta y pasas el día incómodo con lo que llevas puesto, me pasaba constantemente en México donde tenía un closet lleno de (al menos) 20 camisas, 27 franelas (playeras), 16 pantalones, 7 abrigos (y chaquetas), 4 bufandas y 12 pares de zapatos. No me sentía siempre cómodo con todo lo que utilizaba por lo que generalmente, lo que en realidad utilizaba eran 10 camisas, 4 franelas, 4 pantalones, 3 abrigos, 2 bufandas y 4 pares de zapatos.
Obviamente, cuando salimos de México tuve que hace un filtro brutal y me quedé con la mitad de mi ropa (aún así mucho más de lo que realmente utilizaba) y viajamos a Maracaibo con 8 maletas de 23 kilos y tres maletas de 15 kilos.
En Miami tenía una buena cantidad de camisas, pantalones y zapatos de vestir (lo cual no tenía sentido porqué trabajaba todos los días en Jeans y Franela. Vi este documental y decidí que era necesario hacer nuevamente un filtro, realmente no fue algo que me costó mucho hacer, PERO si eres de los que te cuesta desapegarte de tu ropa te recomiendo este reto del que hoy escribo.
RETO 30X30
Simple y sencillo, escoge 30 piezas de ropa (entre zapatos, pantalones, franelas y accesorios) que utilizarás durante 30 días. TE JURO, que de esta forma te darás cuenta de la cantidad de ropa que tienes guardada en tu closet solo ocupando espacio “aja ¿y cuál es el problema? (es probable que preguntes). Realmente no hay ningún problema, cada uno escoge su estilo de vida, lo que guarda y lo que no, PERO ¿qué tal si te digo que especialmente siendo migrante podrías ahorrarte una buena cantidad de dinero en el transcurso de 3 a 6 meses cuando empiezas a darte cuenta de que te pones menos ropa de la que compras? ¿Qué me dirías si te aseguro que mientras más cosas guardas sin usar más generas apego no solo hacía las cosas si no de manera general (hacia lugares y personas)? Me voy más a lo hondo: De todas las cosas que tienes hoy en tu casa, apartamento o en tu cuarto, si mañana debes cambiar de país ¿Qué podrías llevarte?
Si debo escoger 30 prendas de vestir para usarlas durante los siguientes 30 días escogería:
3 Jeans
5 Franelas negras
3 Franelas blancas
2 Franelas azules
2 Franelas grises
3 Franelas deportivas de tela transpirable (cuando salgo a correr)
3 Shorts deportivos (para el mismo fin del apartado anterior)
2 Shorts de algodón
4 pares de zapatos
Reloj
Lentes de sol
Total: 29 piezas
Si el día de mañana tengo que hacer un viaje largo o si tenemos que cambiar nuevamente de ciudad (o de país) la menor de mis preocupaciones sería mi ropa, todo lo que he mencionado aparte de ser poco, es fácilmente reemplazable lo que me tendrá con una mayor disposición para la Adaptación al nuevo lugar y a no enfocarme tanto en extrañar, en lo que dejé o en lo que ya no tengo.
Abre hoy tu closet y sé franco contigo mismo(a), de todo lo que tienes ¿realmente qué utilizas? Empieza escogiendo 30 prendas de ropa y utilízalas por 30 días, luego de esto entenderás la diferencia entre lo que te gusta, lo que necesitas, lo cómodo y lo que compraste en alguna tienda solo por el impulso.
Actualmente disfruto mucho al salir con Aimée a alguna tienda, el criterio; aparte de “¿cómo me queda esto?” o “¿Cómo se vería esto en el apartamento? El criterio más determinante es “¿Lo quiero, o lo necesito? Si no estamos seguros de si es algo que queremos o necesitamos entonces lo dejamos enfriar; esperamos un par de días y con el paso del tiempo nos damos cuenta si realmente es algo necesario o si es solo un capricho. Si es necesario entonces vamos y lo compramos, esto es parte de otro ejercicio llamado $30×30 días del cual escribiré más adelante, pero lo describo a detalle en el episodio “El Migrante y El Minimalismo” en el podcast.
El migrante debería ser minimalista nato, eso de escoger que llevarse en dos maletas debería desarrollar a fuerzas un desapego a lo material pero no siempre es así, muchas veces pasa que luego de migrar entonces nos avocamos a comprar, a querer reemplazar o llenar vacíos con cosas que finalmente nos hacen sentir igual de vacíos (o más). A veces nos quedamos sin dinero o nos endeudamos buscando llenar vacíos (afectivos, emocionales o de cualquier otro tipo) y le retribuimos esto a la migración, pero a veces pasa que el vacío -a parte del causado por la migración- puede venir desde otro lado, problemas con nuestro entorno, insatisfacción personal, problemas laborales, familiares, conflictos de pareja (si se tiene), o cualquier otro tipo de dolencia o insatisfacción PERO; obviamente lo más fácil es culpar a la migración como un ente, como un todo.
Mucha gente habla de trámites, lugares que extraña de sus países e incluso he visto a mucha gente hablando sobre soluciones políticas para los conflictos generados por la migración a nivel mundial, me anoto en esto, me alegra en especial este último renglón y me gustaría mucho en participar como parte de esa solución pero también, sería bueno comenzar desde nosotros mismos de manera individual; la migración será menos un fenómeno y más un estilo de vida cuando comencemos desde nosotros mismos a ser conscientes de que desde lo más pequeño podemos sentirnos mejor con nosotros mismos y por ende con nuestro entorno, el consumir menos y vivir más, el extrañar menos y apreciar más junto con valorar lo esencial son un buen punto de partida.