
Tengo algún tiempo reflexionando sobre el hecho de que lamentablemente muchos proyectos de migración fracasan no por falta de entusiasmo o por incapacidad para superar obstáculos si no por nuestra necesidad como seres humanos miembros de una sociedad globalizada que fácilmente nos permite compararnos con otras personas, con sus éxitos, logros y emociones basados únicamente en lo que vemos en internet, televisión, estados de Facebook, Whatsapp y pare de contar.
Estoy seguro de que un factor determinante en el éxito en la migración de nuestros predecesores fue la inexistencia de las redes sociales. Una tesis que aun mantengo comparando el desarrollo de la sociedad durante la generación de mis papás y mi generación.
Anteriormente nuestros viejos sentían que progresaban cuando podían comprar un lugar donde vivir, un carro y mantener comida sobre la mesa ¿por qué? ¿eran conformistas? En lo absoluto. Sentían progreso en lograr eso porqué la única comparación que tenían eran sus vecinos, hermanos y demás. No existían las redes sociales donde enterarse que una persona con sus mismos estudios vivía en los Estados Unidos en una casa el doble de grande y manejando un carro más lujoso que el que ellos manejaban.
Hoy vivimos en un mundo plagado de información, lo cual es tanto bueno como malo, hoy, al alcance de mi mano sé cuanto gana una persona con mi mismo perfil en Europa, en Asia, en Norte América y en el sur lo cual hace que inevitablemente empecemos a compararnos y a sentir una insatisfacción más grande que nuestra propia existencia SIN CONTAR con el hecho de que “Me enteré de que María Antonia migró hace 1 año y ya hoy está comprando su casa.” Esto en vez de hacernos sentir felices por María Antonia que no sabemos todo lo que tuvo que fajarse para comprar su casa, hace que sintamos una especie de retortijón estomacal porqué no entendemos que tuvo que hacer ella que no estoy haciendo yo y en algunos casos más extremos sentimos envidia (aunque lo niegues).
Difícilmente entendemos qué actualmente vivimos en un mundo que se basa en apariencias, que lo que vemos en las redes sociales son realidades a medias (Ver entrada: Redes Sociales vemos, Realidades No Sabemos), igual… el daño ya está hecho… “¡Fracasé! otros pudieron lograr estabilidad seis meses después de haber migrado y yo llevo un año y no lo he logrado.”
Imagina vivir un día a día en donde sabes de tus tíos solo lo que tus papás te cuentan de ellos, hablas con tus primos en alguna reunión familiar en casa de algún compadre donde se reunieron a hacer un sancocho. Una vida donde estás tan enfocado haciendo lo necesario para salir adelante que no te da tiempo de sentarte, buscar una libreta con el número telefónico de tu amigo de la universidad para saber como le va porqué estás tan presente, tan concentrado en el hoy, en hacer lo mejor para ti y para los tuyos que si te enteras de que Julián se divorció no sabes si es verdad porqué te lo contó la sobrina de un ahijado a quien se lo contaron en el trabajo.
Sabes que salió el nuevo equipo de sonido a través de una propaganda en televisión y para poder comprarlo debes ahorrar, ir a la tienda y pagar en efectivo el monto completo por el producto que tú mismo estarás llevando a tu casa y sabes que es una novedad porqué tu vecino aun no lo tiene… fascinante ¿cierto?
Esta es la vida que vivían nuestros padres…
Estoy seguro de que mi papá con su determinación, su actitud y su encanto hubiese logrado ser un migrante exitoso.
Nuestros papás no sabían cuanto ganaba Manzanero o que el último carro que compró José Luis Rodríguez fue fabricado en Alemania con tapicería hecha a mano en Italia y cuando uno siendo muchacho que llegaba con detalles de este tipo ¿qué te decían? “¡Ay muchacho! ¡Tú si sacas cosas!” en mi caso particular, mi papá me hubiese dicho “¿¡Ah sí!? ¡Mi carro se mete por trillas sin echarse tres peos y una plegaria!”
Nuestros papás no tenían Amazon Prime y muy pocas cosas podían comprar a crédito, las vainas se pagaban en efectivo en una sola exhibición lo que hacía que las cosas que compraban eran cosas que realmente necesitaban o que disfrutarían, no vivían en competencia con los otros y era raro que se endeudaran para aparentar.
Los pares de nuestros papás eran los vecinos, cuyas viviendas eran similares. La única manera de compararse era por los trabajos que tenía cada uno, pero realmente, al vivir en el mismo lugar, independientemente de los trabajos que desempeñaran, todos pertenecían a una misma clase social, en aquel momento llamada Clase Media/Trabajadora. Ya eso no existe, hoy tenemos Millonarios, Ricos, (Enchufados), Clase Alta, Clase Media/Alta, Clase Media, Clase Media/Baja, Clase Baja, Pobres y Jodidos, todo gracias a la tan mentada globalización que sin deberla ni temerla generó que no solo nos conformáramos con mantenernos informados sino también que nos facilita la comparación con «pares» que se encuentran en cualquier parte del mundo. Actualmente nos podemos comparar con los chinos y los australianos y terminamos el día, exhaustos tratando de entender porqué en Europa la gente vive tan tranquila y nosotros no, y venga, vámonos a Europa. Luego resulta que nos sentimos tan tranquilos que nos aburrimos y váyalo, vámonos a otro lado y finalmente se nos va la vida comparándonos con el mundo y sin ser felices.
En el presente, nuestra generación tiene todo al alcance de un dedo. Aun así, vivimos en una constante insatisfacción porqué vivimos comparándonos con los logros de todo un mundo fingido, de realidades con Photoshop y de lo rápido que otros logran las cosas que a nosotros nos cuesta tanto lograr.
Ganarás este juego el día que solo te compares contigo mismo, con donde estaba ayer, con quien eras ayer y con lo rico de todas y cada unas de las experiencias que hoy hacen que seas quien eres y que sepas lo que sabes. Esto no es una competencia. No es quien llega primero, quien viste mejor o quien vive mejor. Si vas a competir con alguien, que sea contigo mismo.
ALÉGRATE POR EL LOGRO DE TUS PARES.
Primero porqué sentir esto genuinamente ya te hará un ganador y segundo porqué si otros lo lograron esto solo significa que tú lo puedes lograr también, es solo cuestión de tiempo y perseverancia. (Ver video: ¿Vives o Sobrevives?)
Los italianos, escoceses, rusos, y demás migrantes que hicieron vida en Norteamérica y Suramérica lograron todo lo que lograron por no dar nada por sentado, por saber que no tenían nada que perder ni con quien compararse, sabían que si no trabajan no comían y si miraban a los lados para compararse eran conscientes de que estaban en desventajas con sus pares y esto no los desmotivaba, al contrario, lo que los motivaba a esforzarse el doble.
Nuestra generación se queja en las redes sociales porqué están en desventaja… ¡Qué ternura…! ¿Creen que esto de las desventajas socio-culturales es algo nuevo?
Utilicemos esta desventaja como impulso y si vas a mirar al lado que sea para sentirte pleno por saber que si en tu entorno hay quienes están logrando tener la vida que tú deseas tener entonces nada te detiene a ti a lograrlo, no critiques, no te compares. Piensa en el esfuerzo cada uno hizo para lograr lo que ha logrado y que esto te sirva de ejemplo.