Lo hemos escuchado muchas veces “no me siento estable”, “quiero estabilidad”, “¿cómo consigo estabilidad?” Creo que una de las tantas lecciones que nos ha dejado el 2020 con la pandemia ha sido que realmente la “estabilidad” es algo efímero, hoy estamos estables, mañana no sabemos.
(Me disculpo de antemano por el uso excesivo de las comillas, a lo largo de la lectura entenderán porqué no pude evitar el uso de estas)
La estabilidad vive en el mismo libro de cuentos donde radica el control (ver entrada Control y Cambios). Un libro fantástico que nos hace creer que a partir de algún punto la vida toma una trayectoria en línea recta sin bajadas o zig-zags, solo planicies y/o subidas. Entonces cuando estamos en una buena racha sentimos que todo marcha bien, no lo catalogamos como una racha si no como estabilidad, “tengo un trabajo estable” un “ingreso estable” (y aun más soberbio) “tengo una vida estable”, luego se nos rompe la burbuja y vienen los carajazos, entonces ¿qué es la estabilidad?
La estabilidad es algo bastante subjetivo y por ello va a depender según la precepción de cada uno, por lo que para entender esto y poder descubrirlo te recomiendo que junto con terminar de leer esta publicación te sientes con papel y lápiz y escribas ¿qué es para ti una vida estable? Y en ese mismo papel describas ¿qué es para ti Libertad?
He reflexionado profundamente sobre estos dos términos y su relación, de hecho, en algún momento compartí en una publicación como el exceso de estabilidad o la búsqueda incansable de esta nos resta libertad.
Para muchos la estabilidad es un trabajo “fijo” de 8 horas al día y 40 horas a la semana que les haga merecedores de un sueldo puntual los días 15 y 30 de cada mes, pero ¿es realmente eso la estabilidad? Muchos deseamos este tipo de estabilidad y posteriormente entendemos de manera literal la frase “ten cuidado con lo que deseas”.
Para otros la estabilidad es tener casa propia, carro, pareja, hijos y cada uno de los elementos anteriores componen un sueño que desde chiquitos tenemos, ingredientes para poder “ser felices para siempre”. Lo que pocos nos damos cuenta después de lograr todo esto es que una casa propia generalmente se adquiere a través de una deuda y que para pagar esa deuda NECESITO un ingreso consistente y que para tener hijos se necesitan seguros médicos y que venga, también necesito de un ingreso que no falte para ello y de repente, sin darnos cuenta, vivimos una vida gira en torno a perseguir ese ingreso a manera de trabajo, negocio o cualquier otra actividad que nos rinda una entrada de dinero (Ver entrada ¿Trabajas para Vivir o Vives para Trabajar?). El problema con esto es que entonces ese querer estar estables nos va robando libertad y con ello gran parte de nuestra estabilidad emocional.
En mi «vida estable” (una burbuja que me costó bastante crear durante mi migración a México) hubo más de una noche en la que me costaba dormir solo por pensar cómo haría en caso de perder uno de mis dos trabajos, cómo haría para poder cubrir los gastos y fue ahí cuando entendí que #1 necesitaba empezar a ser consciente con mis ahorros y #2 que el hecho de trabajar 12 horas al día me estaba restando libertad de hacer, de ver y de vivir otras cosas, todo por tratar de pagar en cuotas mi estabilidad y la de mi familia y #3 (pero no menos importante) entendí que salí de Venezuela buscando vivir libremente y que todo lo anteriormente mencionado me estaba haciendo un esclavo de mis propios deseos y necesidades.
Luego en Estados Unidos la cosa se puso más interesante… llegué a un punto en el que si dejaba de trabajar -tan solo- mediodía, mis finanzas se verían comprometidas y con ello mi capacidad para cubrir los gastos e inevitablemente uno llega al punto de pensar “la vida tiene que ser más que cubrir gastos”. Y entré entonces en una nueva fase de evaluación; “estoy trabajando incansablemente desde los 21 años ¿en qué momento comenzaré a vivir? ¿Qué es estabilidad? ¿Qué necesito tener para ser estable?” fueron preguntas que fui respondiendo una por una con el paso de los últimos 3 años hasta entender claramente esto:
Si HOY mi familia y yo tenemos salud, comida sobre la mesa, un techo para dormir y los gastos de ese día cubiertos entonces todo está bien.
Una de las dificultades que presenta la estabilidad es que requiere de plazos largos, hay muchísima gente que necesita saber que de aquí a un año estarán haciendo lo mismo y estarán viviendo en el mismo lugar y para ellos eso es estabilidad, y lo respeto, pero, es precisamente por eso prefiero pensar en términos de libertad. Dejé de buscar estabilidad hace mucho, prefiero buscar libertad.
La libertad de no tener que dar muchas explicaciones a mis jefes, libertad de vestirme como quiero, de pensar como quiero y no temer en llevar la contraria por temor a quedarme sin un sueldo. Libertad de comer lo que quiero, de no deberle a todo el mundo para mantener un “estilo de vida” y la libertad de no saber que vendrá mañana, de estar presente y disfrutar plenamente lo que estoy haciendo hoy.
Claro que hoy tengo deudas y claro que aun tengo un empleo donde debo hacer reportes y enviarlos a mi jefe, pero es totalmente distinto, con otra concepción y con una motivación que va más allá de lo inmediato; sé que desde hoy todo lo que esto haciendo lo estoy trabajando en pro a que estos dos puntos sean algo transitorio y mañana no tener que deberle a nadie ni tener que depender de un trabajo “fijo” para poder cubrir los gastos todo parte de mi concepción de libertad y de los estándares que hemos decidido tener para tener un estilo de vida que no requiera de muchísimo dinero mantener.
Hoy me siento libre ya que si mañana no tengo trabajo (gracias a Dios y a mucho esfuerzo) tengo la libertad de poder cubrir los gastos de mi familia durante un «tiempecito» mientras consigo un nuevo empleo que me permita seguir costeando lo inmediato mientras sigo construyendo y edificando sobre mi pasión que será lo que me permita ser, hacer más y lograr más en el futuro.
Otra de las variables que presenta esta búsqueda inefable de la estabilidad es el hecho de que entonces cuando creemos que la hemos conseguido esta pasar a ser esa cajita de cristal que tratamos de hacer todo para que no se rompa, ni se ensucie ni se maltrate de ningún tipo y llegamos a ser tan dependiente de ello que si -Dios no permita- algún familiar se enferma o nos quedamos sin trabajo o el carro se nos daña entonces la estabilidad se quiebra y esto nos mueve tanto que no somos capaces de resolver sobre la marcha, porqué aprendimos (o creímos) que todo lo teníamos controlado y planificado ya que todo era aparentemente estable y perdemos la capacidad de navegar por las aguas de la inestabilidad.
Si hoy te das cuenta de que tu estabilidad te está restando libertad y que aun “estando estable” sientes esa aprehensión en el estomago al pensar que sucedería si repente pierdes algo de lo que hoy te está generando esa sensación de estabilidad, entonces es momento de reflexionar sobre ello y entender que aun tienes tiempo, y no, no vas a renunciar mañana a tu trabajo, y no, tampoco vas a ir a entregar tu carro porqué no quieres deudas, no. Simplemente siéntate y tómate el tiempo de diseñar un plan preciso y con plazos puntuales que te ayudarán a encontrar esa libertad que fue lo que te motivó a salir de tu país. Saliste de tu país buscando libertad, no estabilidad, la estabilidad que sea mental, que sea la paz y el amor que sientes por ti mismo y por quienes te rodean.
Mientras más busques estabilidad más se te escapará la libertad, mientras más busques libertad encontrarás más plenitud.