
Como venezolano hasta hace poco sentía que nuestra vida parecía tener más valor que la que tenía en Venezuela donde el respeto por la vida no existe… ayer confirmé que no es cierto.
Ayer luego de almorzar, mi cuñado Juan José López (quien nos está visitando desde Santiago de Chile) y quien fue el invitado del segundo episodio del podcast Proyecto: Migración, titulado “Desapego”, me comentaba sobre el incidente de Orlando Abreu en Perú. Me mostró el video y debo confesar que la sensación aún sigue siendo inconsolable. Es inevitable pensar y preguntarse ¿tendrá hijos? ¿dónde estarán sus padres? ¿era casado? ¿qué será ahora de su familia? ¿estarán bien resguardados? Y finalmente ¿¡Por qué carajos nos estamos enterando hoy de esto cuando fue algo que sucedió a finales del mes pasado!?
Mi cuñado inmediatamente sugirió que hablara de esto en mis redes ya que todo parecía ser motivado por la xenofobia que sufren mis paisanos venezolanos en Perú (Ecuador, Bolivia, Chile, Colombia, etc.) mi reflejo inmediato fue recelo y cautela porqué no sabemos mucho sobre lo que realmente sucedió. Hay muchas hipótesis, pero tomando en cuenta que su verdugo INCREIBLEMENTE aún no ha sido detenido; no hay siquiera un informe oficial, todo es presunción hasta el momento. La hipótesis con más fuerza es que al parecer fue por un asunto de extorsión; crimen organizado cobrando con sangre una “vacuna” no pagada.
(Vacuna – Derecho a Piso – Protección – Mordida o como sea que se le conozca en tu país al hecho de pagarle a un grupo delictivo por mantener una actividad comercial en una área específica de su dominio o de su territorio)
De ese hilo tengo un rollo (dicen en Maracaibo); viviendo al norte de México es algo que se ve con regularidad. En Tamaulipas (por ejemplo) “Los malos” estilan no solo a matar al dueño, si no que pasan con rifles de asalto disparando ráfagas y vaciando cartuchos contra quienes se encuentren en el local. En 2016 (mientras vivíamos en Ciudad Victoria) sucedió en 6 ocasiones -solo- en los primeros dos meses del año. (Clic para ver la noticia)
Ayer hablando sobre lo sucedido en Perú le decía a Juan “Brother, es complicado hablar sobre esto… ¿quién tiene la certeza de lo que realmente sucedió? Se sabe muy poco todavía ¿debo hablar de xenofobia? Pero es que no sabemos si ese fue el motivo ¿fue un cobro de vacuna? ¿Qué se sabe?” Su esposa entonces tocó un punto que me movió tanto que tuve que hacer un silencio prolongado “Sea cual sea el motivo, era venezolano y fue a sangre fría…” Es decir, fue a alguien que asesinaron en un país que no es el suyo mientras trabajaba… ¡Carajo…! Esto me quedó retumbando en la cabeza durante el resto de la tarde, toda la noche y hoy amanecí pensando en esto y fue cuando decidí levantar mi voz con respecto a este hecho.
No solo como venezolano; como papá, como esposo, como hijo, como hermano, como ser humano y sobre todo como migrante…
Poca parte del mundo entiende que los venezolanos salimos de nuestro país huyendo, no salimos por gusto.
Salimos huyendo de una vida que no es vida.
Salimos huyendo de la inseguridad, del salir y no saber si regresaríamos con bien o si alguien se iba a antojar de nuestros zapatos y nos mataría para quitárnoslos.
Salimos con miedo por no saber si algún disociado nos haría daño simplemente por pensar distinto.
Salimos buscando lo que alguna vez nuestros papás nos describieron sobre lo que es vivir tranquilos.
Estoy seguro de que Orlando no fue a Perú deslumbrado por Machu Picchu o por la majestuosidad de Lima. Al igual que Luis, Teresa, María, Reynaldo, mi primo, tu hermano, tu tío o tu cuñado; Orlando salió buscando bienestar para él y para su familia, independientemente del país donde fuera. Perú fue la opción que él escogió para su proyecto de migración, quizás porqué tenía familia allí o quizás porqué fue para el único país pa´ donde consiguió pasaje y ¿qué consiguió? ¿Que su asesino no fuera un ampón venezolano si no extranjero? ¡Guao…!
Hoy me uno al duelo de cualquier venezolano y de cualquier migrante.
El duelo -para muchos- dejó de ser representado por el color, ahora el duelo es tricolor.
Hoy nos enlutamos por una muerte que suma a las más de dos docenas de muertes (de casos conocidos) en menos de tres meses de paisanos venezolanos que han salido a buscar vida y han encontrado su muerte.
Si la migración no es vida ¿entonces qué carajos es?
Perdón si hoy no hablo con tacto, pero me siento arrugado, desvalido e impotente.
Quisiera pedirte, seas de donde sea que seas, que te cuides. Si te sientes amenazado por cualquier flanco y sientes que tu vida o la de tu familia corre peligro, por favor; SAL DE DONDE ESTÉS. De nuevo: no somos árboles.
No te sientas mal por tener que migrar de nuevo, o mucho menos por regresar si tienes que hacerlo.
Aimée, mis hijos y yo tuvimos que salir de México huyendo porqué nos sentimos amenazados y no nos importó dejar atrás 5 años de esfuerzos; 3 trabajos (1 Aimée y 2 yo), carro, muebles, closets enteros de ropa, cajas repletas de juguetes, todo esto para poder salir a vivir… NO ÍBAMOS A HACER UN CARAJO CON TODO LO MENCIONADO SI NOS SECUESTRABAN, NOS MATABAN Y NOS DEJABAN TIRADOS EN ALGÚN MONTE.
En Tamaulipas el asunto con el crimen organizado no es por xenofobia. Como extranjero se corre peligro porqué los narcos piensan que cualquier extranjero en su territorio es una amenaza por suponer que están investigando o que son participes en complicidad con cualquier bando para el trasiego de drogas hasta la frontera norte.
Entiendo todo el sacrificio que muchos han hecho por estar donde hoy están. Sé que muchos han llegado hasta a pie, pero de nuevo, la vida vale más que todo ese esfuerzo. Por ustedes y por sus familias.
Nadie es feliz viviendo donde no lo quieren. Si sienten esto, porfa no duden en moverse, de lo contrario habrán invertido -de repente- 2, 5 ó 10 años “viviendo” en un lugar donde se dieron cuenta que solo estaban sobreviviendo.
Qué en paz descanse tu alma hermano; que el silencio se vuelva protesta, que la protesta se traduzca en justicia y que tu legado sea aún mayor que la empatía y las ganas de alzar la voz que hoy tu gente siente por vos.