
Uno de mis rituales favoritos (aunque no el más nuevo) es el sentarme en mi escritorio con la agenda y revisar una por una las metas que escribí para el año que ahora está por terminar. Evalúo como me sentí cumpliendo las metas que pude cumplir y con respecto a las metas que no pude cumplir, reflexiono la razón por la cual no las pude cumplir y escribo también sobre esto. Luego de hacer esto entonces abro una nueva página, fresca y limpia donde paso a escribir las metas para el siguiente año.
Generalmente la gente se sienta a pensar nuevas metas; una meta por cada uva, o ese tipo de cosas que están buenísimas, PERO si no evaluamos las metas que cumplimos y MÁS IMPORTANTE las que no pudimos cumplir entonces es probable que nos quedemos estancados en el mismo punto.
Me pasaba mucho que pensaba en metas para el siguiente año y la misma quedaba diferida para el siguiente año, luego para el siguiente, luego para el siguiente y así… La meta entraba en un bucle, un agujero de gusano de la que no salía.
Aún hay metas que tengo en la agenda que vienen diferidas desde años anteriores, la diferencia es que al evaluar porqué no pude cumplirla entonces sufren alguna modificación.
Debemos ser tanto claros como realistas* con las metas que nos proponemos cumplir para el siguiente año. Pongo un *asterisco en la palabra realista por varias razones: Primero hay quienes dicen que quienes cumplen sus sueños no son realistas, una vez escuché algo que me impactó, lo parafraseo, “Si los hermanos Wright hubiesen sido realistas hoy no fuesen conocidos como padres de la aviación, es decir, qué tan realista es pensar que un tubo de acero pudiese surcar el cielo de un continente a otro”. Por otro lado, hay situaciones que contradicen un poco esto, dentro del “realismo” hay vainas que podemos cumplir y otras que no. Una vez reflexionando sobre esto que escuché, mientras manejaba, pensaba que, hay metas que aunque no son realistas son “cumplibles”, hay otras que son físicamente imposibles, por ejemplo:
– ¡Quiero correr en el próximo maratón y quiero cumplir el circuito en 2 horas!
– y ¿cuándo es el maratón?
– En 2 semanas.
– ¿Qué distancia estás corriendo hoy?
– 3 kilómetros en 30 minutos (y pariendito…)
– Pero el maratón es en 2 semanas y debes correr 42 kilómetros -máximo- en 5 horas…
¿Qué tan “cumplible” es esta meta? Físicamente es imposible cumplirla, a esto me refiero con metas que sean realistas.
Así puedo enumerar una cantidad inimaginable de metas entre las cuales podría incluir “Ganarme la lotería. Conseguir el amor. Tener un hijo que juegue fútbol como Messi” y una serie de metas que dependen más que de una probabilidad que del empeño que pongamos en cumplirlas.
Debemos ser francos, no en ponernos metas que podamos cumplir, eso sería hasta cierto punto muy cómodo, debemos ponernos metas que sepamos que están en nuestras manos cumplir, que dependan en un 90% de nosotros mismos y no de factores externos.
Escribir las metas desde ese momento nos genera un compromiso con nosotros mismos, debo decir que una de las cosas más satisfactorias es abrir la agenda cuando he cumplido una meta y poner un ganchillo ✓ (palomilla, revisado o como sea que lo conozcan en tu país). Además del compromiso, al escribir una meta ya estamos empezando a materializar, nuestra cabeza nos da muchas ideas y PARA BIEN la mente no diferencia entre lo que es real y lo que no (por eso nos asustamos solo con pensar en situaciones que realmente no han sucedido y nos emocionamos con lo que no ha sucedido) al escribir, estamos haciendo algo real y tangible, desde aquí comenzamos entonces a producir y a materializar los pensamientos, este es el primer paso para alcanzar lo que nos propongamos.
Idealmente ¿cuántas metas debemos escribir?
Es preferible escribir pocas metas y enfocarnos en cumplir cada una, a escribir muchas metas y ver cual vamos cumpliendo. Lo ideal sería escribir entre 10 a 12 metas por año, tratando de ser claros y puntuales en lo que queremos lograr.
PLAZOS (IMPORTANTE)
Es imperativo que cada meta incluya un plazo, si no nos ponemos un plazo para cumplir algo difícilmente lo cumpliremos. Desde pequeñitos, antes de comenzar cada examen en la escuela, el maestro nos especificaba el tiempo que teníamos para completar la prueba. Pasa lo mismo con las metas, debemos ser puntuales en los plazos, esos plazos nos llevarán luego a escribir un plan para cada meta y esto nos pondrá más cerca de cumplir esos objetivos.
“Una meta sin plan es solo un deseo.” (Antoine de Saint-Exupéry)
TIPOS DE METAS
Hace años pensaba que metas eran metas, que cada meta tenía el mismo peso y valor, luego escuchando a gran Jim Rohn en una de mis pausas entre “rides” (cuando trabajaba haciendo Uber) entendí que hay distintos tipos de metas. Para mí, todo empezaba a tener sentido porqué esto ahora evitaba que repitiese metas año tras año.
Entendí entonces que hay Metas a Largo Plazo o “Metas de Vida” y Metas a Mediano Plazo: Las metas que escribimos a final de año son para cumplirlas durante el siguiente año, a estas metas entonces podemos denominarle Metas a Mediano Plazo. Es totalmente válido añadir ítems a la lista de Metas de Vida y esto lo podemos hacer en cualquier momento del año.
Así entonces en mi agenda hay 3 páginas para metas:
Una página para Metas de Vida: Esta página está en las primeras páginas de la agenda y solo se la muevo o la reescribo cuando cambio de agenda, en ella tengo una lista de metas que son a largo plazo, ejemplo:
- Hacer un Tour por Europa (ahorita una meta complicada por situación pandemia y por otras situaciones migratorias)
Una página para las Metas a Mediano Plazo la cual tiene como título “Metas para el Año 20XX” (según el año) ejemplo:
- Grabar y poner en línea 24 episodios del podcast Proyecto: Migración antes de finalizar 2020 ✓
(Nótese como trato de ser lo más específico posible tanto en el número de episodios como en el plazo)
Una página a lo que yo llamo “Lista de COSAS”: Dentro de mi afán por el minimalismo, escribo una lista limitada de cosas (materiales) que quisiera comprar durante el siguiente año, ejemplo;
- Cámara Fotográfica Sony serie a6100 ✓
(No especifico un plazo porqué se supone que es una lista para el siguiente año, PERO sí soy específico con marca y modelo, es una forma de ejercitar la Visualización)
Una característica de esta lista es que está limitada a un número reducido de cosas (generalmente no son más de 10) y son cosas sobre las que ya he analizado más de una vez que son necesarias o que le agregarán valor a mi vida.
Luego de escribir entonces las metas para el siguiente año (metas a mediano plazo) en la agenda, paso a escribirlas también en un cuadro de cartulina y las pongo en la cartelera que tengo en la pared junto al escritorio, lo que hace que, sin querer o queriendo, vea esa lista todos los días. De manera consciente o inconsciente. Ahí están las metas; cada una esperando a ser cumplida. Cada una aguardando su turno y cada una recordándome en cada vislumbrada que debo hacerme cargo de ella como parte de un compromiso escrito y que en su momento me daré el gusto de poner una palomilla a su lado.
Lo bonito del fin de cada año, es que es un recordatorio de que todo acaba, de que cumplimos 365 días de un plazo que nos dio la vida para vivirla, de que somos humanos, de que vivimos contrarreloj y de como migramos de un año a otro, pero más importante, que todo se «resetea» alrededor nuestro y que tenemos una nueva oportunidad de comenzar para cumplir todo aquello que nos propongamos.
Cada año es recordado por lo bueno y por lo malo. Hagamos de este una memoria híbrida, agridulce.
Deseo lo mejor para ti y para los tuyos, recuerda siempre lo bueno de este año y que lo malo se transforme también en bueno. Que todo lo sucedido este año quede en la memoria solo como un recordatorio de que somos humanos.